PITINGO

viernes, 26 de septiembre de 2014

José María Pemán


JOSÉ MARÍA PEMÁN (Cádiz, 1897 – 1981).

    
José María Pemán y Pemartín
Nacimiento8 de mayo de 1897
Cádiz, Bandera de España España
Fallecimiento19 de julio de 1981 (84 años)
Cádiz, Bandera de España España
OcupaciónAbogado, escritor y periodista
CónyugeCarmen Domecq y Rivero
Hijosnueve




Casa donde nació Pemán en Cádiz, en la calle Isabel la Católica.
Junto con su hermano César,[2] procedía de una familia de la buena sociedad de Cádiz. Su padre fue el abogado en ejercicio y diputado conservador gaditano Juan Gualberto Pemán y Maestre (1859-1922),[3] perteneciente a la familia política de la Restauración, y su madre María Pemartín y Carrera Laborde Aramburu, de entronque jerezano.
En la fachada de la casa en que nació en Cádiz (calle Isabel La Católica nº 12) existe una gran lápida, con una figura alegórica con la estética de la época, y su busto en bajorrelieve en bronce, obra del escultor Juan Luis Vassallo. Pemán creció durante la Restauración.[4]
De niño, José María recibió una esmerada educación católica en el colegio del Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz[5] (marianistas), orden que venía huyendo de las leyes laicistas francesas y asentada en Cádiz.[6]
Por su bisoñez los marianistas no disponían aún de centros asociativos postescolares (antiguos alumnos). Así hacia su pubertad Pemán[7] tuvo un contacto decisivo con los jesuitas de la Residencia de Cádiz (calles Berrocal nº 5 y Santiago nº 8) a través de la Congregación mariana de La Inmaculada y San Luis Gonzaga, conocida como Los Luises[8] (organizada en Cádiz en 1906 por el P. Mariano Carlos S.J.) desarrollando allí las aptitudes necesarias para devenir un «selecto», destinado a liderar en católico la sociedad del futuro.[9] [10]
La impronta que los hijos de Loyola dejaron en la conciencia del joven Pemán pervivió para siempre en su vida y en su obra literaria. Hizo un servicio militar laxo en Cádiz, en el cuartel de artillería de La Bomba, junto al parque Genovés.[11] A Sevilla irá a estudiar Derecho, carrera necesaria para todo joven con aspiraciones, doctorándose en Madrid con la tesis Ensayo sobre las ideas filosófico-jurídicas de La República de Platón (1921).[12] Esta es la única referencia curricular objetiva en su capital cultural. Durante dos años trabajó como penalista[13] pero como auténtico hidalgo, humanista y ciudadano libre, su habitus social le permitió decidir por sí mismo qué hacer, cómo y cuándo, sin obedecer más que a las leyes civiles. Pemán debía seguir la trayectoria familiar: la política liberal.
Como tantos jóvenes de su época protegidos de la necesidad, Pemán dispuso de tiempo sobrado para cultivar amistades, leer, escribir, meditar o curiosear en la cosa pública. La literatura, y sobre todo la poesía, eran divertimentos de buen tono si se estaba dotado. Pronto decidió con qué intereses debía identificarse.
 
Socio desde muy joven del clasista Casino Gaditano[14] (el casino más antiguo de España), de la Sociedad de Tenis[15] y del Ateneo,[16] huyó de la bohemia, de la Residencia de Estudiantes, del malditismo y de círculos librepensadores.[17] Contra lo que dijese muchos años después algún paisano escritor bromista[18] Pemán siguió una intención de conducta casta; en su novela "De Madrid a Oviedo pasando por las Azores" ya dejó puntualizado:
«Sabe [el autor] que un cabaret es un sitio donde el pecado es triste y el champán caro. No le gustan al autor los medios tonos y las cosas a medias. El autor espera en Dios no ir al Infierno. Pero si va, compromete, desde ahora, su palabra de honor de que no será por ningún pecado idiota».[19]


Index Librorum Prohibitorum.
El acceso a la cultura para un muchacho ávido no era un asunto fácil. El Índice de libros prohibidos por la Iglesia católica estaba vigente y actualizado.[20] Estaban también los autores populares considerados impíos cuya mera tenencia suponía grave pecado.[21] Por higiene moral las bibliotecas de numerosas mansiones burguesas de Cádiz, iniciadas durante las etapas ilustradas,[22] iban siendo expurgadas por frailes amigos y confesores de familia, quienes a veces revisaban en caridad los estantes y retiraban con unción los libros extranjeros más perniciosos a cambio de productos de su huerta.[23] Limitado en sus fuentes nutricias el acceso al conocimiento de lo menos bendito y de lo maldito, limitado por el temor al pecado y carente de la libertad de conciencia tan necesaria a la creatividad, la formación literaria de Pemán fue autodidacta, insolidaria, constreñida y de un riguroso clasicismo español y grecolatino. Mientras estudiaba la carrera de Leyes acudía a última hora de cada tarde a la bien surtida biblioteca del Casino Gaditano. Allí, en el regalo y delicia de aquellas horas que constituían la única evasión a su disciplinada vida de estudio, se encontró con la Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneyra (71 volúmenes), que le permitió acceder a los grandes clásicos. Hacia 1920 entra en contacto con el modernismo tardío gaditano y, más tarde, con la poesía de Gabriel y Galán (1870-1905) y la poesía castellana.[24] No fue más allá. Su primer poema conocido es el Nocturno a Margarita, escrito a los 14 años y en el que cándidamente se cita a sí mismo.[25] En mayo de 1915 gana en Sevilla el Premio Reina Victoria con un poema a la Virgen María "Postrado ante tu imagen bendecida", en versos endecasílabos.[26] [27]
Su inicio literario fueron las justas poéticas belle époque (juegos florales).[28] Obtuvo el primer premio en su ciudad natal, cantando en su centenario al beato fray Diego José de Cádiz. En los Juegos Florales de Sanlúcar de Barrameda (agosto de 1922) en los que fue mantenedor el patriarca del periodismo José Ortega Munilla, obtuvo la «flor natural» con una composición titulada El Viático, que se hizo muy famosa y con lo que comenzaría su carrera de escritor. Por estos méritos, a los 23 años fue elegido académico de número de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz,[29] en la que leyó un discurso de ingreso sobre La poesía hispano-americana. En 1924 comenzó a colaborar asiduamente en la Revista del Ateneo de Jerez de la Frontera.[30] Escribió obras de tema costumbrista andaluz (De la vida sencilla, 1923; Nuevas poesías, 1925; A la rueda, rueda, 1929; El barrio de Santa Cruz, 1931[93], y otras muchas). Su estética pinturera a veces incidía en lo social.

Desde muy joven adquirió la costumbre de enviar ejemplares dedicados de sus libros recién (auto)publicados a personalidades que podían ayudarlo. De esta manera conoció a Ángel Herrera Oria, que le permitió escribir en El Debate. Por esta época Pemán no era aún conocido dentro del ambiente literario nacional. Su «ethos» le impedía aparecer en tertulias literarias más o menos irreverentes o colaborar en revistas de poesía relevantes. En 1926 fue obviado como uno de los suyos por sus compañeros de generación, esos que están en el ajo y deciden quién queda dentro y quién queda fuera, en los actos de homenaje a Góngora[33] [34] que marcó a la llamada "generación del 27".
Heredó una "finca de recreo" con viñedo en Jerez de la Frontera (el Cerro de Santiago) adonde se retiraba a escribir. A los veinticinco años contrajo matrimonio[35] con María del Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González,[36] de familia prócer jerezana. Se conocieron, ella a lomos de un caballo blanco y él a la grupa de un corcel «torcido y maltrecho».[37] Era un mozo gallardo, guapo, bien plantado, que llevaba una vida intensa y que [tendría] muchos hijos.[38] Para el Marqués de Lozoya Pemán tenía un atractivo añadido:[39]
«En algunas ciudades de Andalucía, y singularmente en Jerez, donde tiene nuestro autor casa y hacienda, la raza andaluza anda tan mezclada con la sajona, que viene a constituir casi una modalidad especial en que el gracejo del Mediodía se entrevera con cierta elegancia de corte británico. Esta será quizás la causa del fino humorismo que aparece en la prosa de José María Pemán. [Pero] en su refinamiento, nuestro autor conserva siempre su sano espíritu de caballero español».[40]
 


Pemán y la ciudad de Cádiz estuvieron siempre muy unidos. Inventó el personaje de La Piconera ( “Una hembra gaditana, pueblo puro y pura alegría”). Piropeaba a Cádiz llamándola «Señorita del mar, novia del aire o ciudad de la gracia, la razón y la medida». Sin embargo nunca abandonó el toque solariego jerezano de los Domecq.
En tanto que intelectual católico-neoescolástico el doctor Pemán adoraba el tono pastel de la «buena sociedad antigua», simbolizada por el ideal de la «buena Iglesia antigua» y el «buen rey antiguo». De la Monarquía admiraba la augusta quietud de la realeza y la substancialidad elitista de la nobleza española[42] y, en particular, envidiaba su «poder social sobre el tiempo»; es decir, el poseer y dominar todo lo «antiguo», las cosas presentes que pertenecen al pasado: la Historia acumulada, atesorada, cristalizada, los refinados cultos religiosos, los títulos de nobleza y nombres nobles, castillos, residencias históricas, cuadros y colecciones, vinos añejos, las bibliotecas y muebles antiguos.[43] Esta fantasía estructural de su mente configuraría para siempre la suerte de monarquismo palaciego esencial de Pemán. Su ideario podía sintetizarse en su frase:
«La gran lección de España fue quedarse sentada sobre las piedras y las tumbas y estarse allí a solas con Dios».[44]
A la muerte de su padre el diputado Juan Gualberto Pemán y Maestre en 1922, la prensa se hizo eco inmediato del relevo natural, por lazo familiar, en su hijo José María, cuyas aptitudes para la práctica política en la oligarquía liberal vigente había venido preparando éste con todo cuidado.
Elección de un diputado por Cádlz. En la próxima elección parcial de un diputado á Cortes por esta circunscripción se cree que será aplicado el artículo 29, eligiéndose á don José María Peman y Pemartín, hijo del diputado don Juan Gualberto Peman, cuyo fallecimiento ha producido la vacante.[45]
Pero un golpe de estado cambió abruptamente el destino de Pemán.

La Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).

«España necesita, más que sabios, apóstoles; más que doctrina, organizaciones; más que discurso, directores de masas. A la sociedad interesa formar hombres que gobiernen el Estado, las provincias, las obras e instituciones políticas y sociales; les interesa tanto más cuanto más trascendentales.» Formación de selectos. P. Ayala S.J.
Tras la Primera Guerra Mundial en Europa imperaba el capitalismo demócrata parlamentario, bipartidista y liberal. En 1923, por un golpe de estado, se establece en España un Estado Capitalista de Excepción (monarquía no democrática). Dictadura personal propiciada por la metafísica militar en defensa del rey por sus responsabilidades en la guerra de Marruecos.

El protoactivismo de Pemán.

Pemán entró desde joven a formar parte de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de Cádiz.[46] En 1928 ya era presidente de ACNdeP en Cádiz.[47] Su acendrado celo proselitista eclosionó vivamente: vio el cielo abierto. Su militancia religiosa parecía superar en un principio a su interés político. Empezó a escribir y a hablar.[48] Su militancia religiosa parecía superar en un principio a su interés político.[49] Siempre decía que no se consideraba un político aunque realmente, aun expresándose como solía en el versátil "lenguaje del alma", se aprestase a un apoyo apasionado al regeneracionismo pretendido por la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1929) y a su régimen autoritario.
José María Pemán y su primo José Pemartín estaban emparentados con el dictador y se constituyeron entre los principales propulsores de la doctrina oficial de la Dictadura. Inspirados en las lecturas fascistizantes de la época, elaboraron todo un canon patriótico, católico ortodoxo y antiliberal que fue propagado con profusión a través de las páginas de 'La Nación', el diario oficioso del régimen, Unión Patriótica, la revista quincenal del partido único creado por Primo de Rivera, y de sus propios libros apologéticos.[50] Pemán creía que la Unión Patriótica (UP) era una fachada democrática necesaria para que la dictadura monárquica no se convirtiera en despotismo. Aquel avisado joven moreno dejó sentado su paradigma del contubernio, que agobiaría en lo sucesivo a él y a toda la derecha española  : aquel mundo se dividía en "alianzas nacionales y alianzas extranjeras (soviéticas)".
"Es tiempo de escoger definitivamente entre Jesús y Barrabás".[...] Las masas "o son cristianas o son anárquicas y demoledoras"[51]
Sometido al ímpetu de los continuos vaivenes de entusiasmos del Régimen, Pemán tuvo ocasión de practicar en escenarios encomiásticos y ejercitarse cumplidamente en la oratoria ditirámbica. El 11 de octubre de 1927 fue elegido secretario de la Asamblea Nacional Consultiva primorriverista y, un poco antes,[52] fue confirmado como Jefe Local de Unión Patriótica en Cádiz, con lo que se convirtió en uno de los principales poderes fácticos de la región.
«Romero Robledo decía que el sistema caciquil no tenía arreglo, ni hay quien lo arregle, ni conviene que se arregle. Pero hay que arreglarlo y Primo de Rivera tendió [sic] a eso.»[53]
Desde su cargo político Pemán fue uno de los máximos responsables de que el viejo cacicazgo persistiese en la provincia de Cádiz.[54] En este sentido, tras ser obligado a dimitir de presidente de UP de Cádiz el cacique gaditano Luciano Bueno Sáenz, Pemán ocupó su puesto y recomendó a Ramón de Carranza y Fernández de la Reguera (marqués de Villapesadilla) para su designación como alcalde de Cádiz en 1927.
Con un escapismo muy andaluz, Pemán repetía ad nauseam que él no era activista político y, por ende, no actuaba en nombre de ningún partido político. No era hombre de carné.
«Yo hablo —decía Pemán— en nombre de toda la profundidad de la conciencia de España, que queda más allá de todos los partidos, de todos los distritos. Yo hablo en nombre del viento que entra y sale, como por los ojos vacíos de una calavera, por los huecos de los paredones de los conventos derruidos y las iglesias quemadas, y hablo en nombre del silencio tradicional de la madrugada del Viernes Santo de Sevilla; yo hablo en nombre de las escuelas sin cruces, de los cementerios sin capilla, de las verdades profundas de nuestra tradición».[55]


Cruz de San Jorge de Montesa que utilizaba Pemán como membrete en su correspondencia más exclusiva.
Hacia el final de la Dictadura el asambleísta de UP era ya un personaje público consolidado que aparecía con mucha frecuencia en la prensa nacional. En una amable carta de 1928 el ya muy reconocido poeta Federico García Lorca le hacía partícipe de la buena opinión que le merecía a su familia; su padre pensaba de Pemán que era un hombre de gran talento «que sabe ir por la vida».[56]
La devoción que Pemán sentía por la Monarquía y Alfonso XIII se acrecentó aún más cuando Palacio tuvo la condescendencia de nombrarlo Gentilhombre de cámara con ejercicio a propuesta de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz, presidida por Pelayo Quintero Atauri.[57] Con el advenimiento de la Segunda República Española, el 14 de abril de 1931, dicho cargo fue suprimido. Había en aquel momento 520 Gentileshombres de Cámara con ejercicio en activo. Pemán nunca más se refirió a este cargo cortesano y palaciego. Por la misma época, en atención a sus méritos y cumpliendo a satisfacción los requisitos exigidos,[58] fue armado caballero y tomó el hábito de la Orden de Montesa[59] en la iglesia madrileña de la Concepción Real de Calatrava por Real Decreto de 1 de agosto de 1927, concediéndosele Merced de Hábito de Caballero. Más tarde, envió al rey un libro suyo dedicado que despertó la curiosidad del monarca.[60]
En su declive parece que el dictador Primo de Rivera le había ofrecido sucesivamente los cargos políticos de director general de lo Contencioso, de Bellas Artes y el Ministerio de Instrucción Pública.[61] Ofertas estas a las que intuitivamente Pemán se mostró elusivo.
Los felices años 20 terminaron con el crash financiero global de 1929. La ideología liberal clásica quedó totalmente desprestigiada; la autodestrucción del capitalismo pronosticada por Marx parecía que se confirmaba. En los principales países industriales la depresión más profunda y prolongada jamás experimentada por el sistema capitalista había dislocado las viejas pautas políticas y dado lugar a poderosos movimientos nuevos, tanto reformistas como fascistas. De acuerdo con la marcha de los tiempos, aquel joven propagandista recién doctorado en las ideas de Platón y Menéndez Pelayo y, por extensión, toda aquella gente que él frecuentaba, de muy subida nobleza y gran calidad espiritual reaccionaron, de manera natural, hacia unos parámetros de clase de la derecha más radical, nacionalista, autoritaria y corporativista.

La República (1931-1936).

Escudo de la Segunda República Española.svg

 
A la caída de Primo de Rivera Pemán se mostró enormemente inquieto por su futuro político. En aquel año 1930, de derrumbe inmediato, no se sabía hasta qué punto se pedirían responsabilidades a los colaboracionistas del antiguo régimen.[63] [64] Tras una primera desorientación de los que habían colaborado vino su reagrupamiento en Unión Monárquica Nacional, bajo la jefatura del conde de Guadalhorce, en la que se integraron Ramiro de Maeztu, los ex-ministros José Calvo Sotelo y Antonio Goicoechea Coscolluela, José Antonio Primo de Rivera y José Mª Pemán entre otros. De hecho Calvo Sotelo y Guadalhorce permanecieron huídos en el exilio hasta 1934. El prestigio de Pemán decayó en Cádiz. Durante la etapa anterior había sido designado presidente del Ateneo Gaditano desde 1927, pero en 1930 fue cesado como reacción antiprimorriverista.[65] A principios de 1931 llegó a ser expulsado del salón por el público joven en una lectura poética de Rafael Alberti en el Ateneo de Cádiz.[66] A los pocos días se proclamó la República. Desde el periódico gaditano La Información[67] había defendido su paradigma ideológico antiliberal y antiigualitario, construido sobre el tetralema «Familia, Patria, Religión y Monarquía». Posteriormente empezó a cultivar el periodismo político a mayor escala, escribiendo primero en El Debate y luego en el ABC. Pemán se incorpora al partido derechista gaditano Acción Ciudadana (AC).[68] La Ley de Defensa de la República, vigente desde el 21 de octubre de 1931 vigilaba y castigaba "la difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público; toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado; y también la apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación". En su artículo “Cuando quemaron la República” publicado en La Información el día 12 de mayo de 1933 Pemán infringió esta ley y fue multado con 500 ptas. por el Gobernador Civil de Cádiz.
Pemán sentía que su inversión en política se arruinaba; la caída de la Monarquía le suponía el primer paso en la temida prospectiva de la conjura extranjera judeo-masónica-bolchevique diseñada para apoderarse de España.[69]
«Nos lo secuestró todo -decía Pemán del sistema republicano-, el himno, la bandera, y también, y eso fue más serio, el nombre de España».
Pero por aquellos días la gente acomodada hablaba de otras cosas. Se retiraron de los bancos más del 15 % de los depósitos y se produjo una evasión de capitales[70] y un drástico descenso de las inversiones y de los créditos por el miedo a las torvas masas y al oscuro presentimiento de una revolución con reajustes en la propiedad privada. El cardenal Segura (Primado de España) aconsejaba fingir la venta de los bienes de la Iglesia, conseguir un acuerdo con los bancos extranjeros y poner el capital en títulos de la Deuda Pública de Francia, Suiza e Inglaterra.[71] He aquí de nuevo el paradigma de la España y la anti-España  : la España hermosa, nacional, católica, una, social, espiritual, de un lado, y la anti-España fea, internacional, irreligiosa, secesionista, antisocial, materialista, de otro. Pemán, convertido por la necesidad en ultramontano, se dejó arrastrar por la pasión. Emerge en la escena política como un pugnaz mitinero antirrepublicano, monárquico y contra-revolucionario.
"Pemán desfila ante los auditorios de España sugestionados por la maravilla de su palabra, sembrando la buena semilla" .[72]
Hasta tal punto, que el filósofo José Ortega y Gasset lo llegó a calificar como "ese pululante señor Pemán".[73] [74]
Un cierto Sr. Pemán [que] pronunciaba por todo el país, con cierta periodicidad anunciada por un telegrama en la prensa, una conferencia titulada "La claudicación de los intelectuales y la necesidad de la formación de una nueva intelectualidad"...
Y es que en Pemán (como escribiera más tarde su amigo José María de Areilza y de Rodas, conde de Motrico) concurrían las tres condiciones que Cicerón exigía al orador romano: «que instruya, encante y conmueva al auditorio».[75] [76] Con su perfil de ≪señorito≫, por cuna y modales, Pemán no era un hombre propiamente altivo aunque se mantuvo dentro de un estatus distante; siempre refulgió entre los círculos restringidos de su comunidad moral y raramente aparecía en ámbitos progresistas o populares republicanos, salvo para enfrentarlos. Como buen ex-primorriverista desahogado insistía en su carácter apolítico ya que, alegaba, proclamándose inhabilitado para ejercer cargos públicos acudía a las reuniones de la derecha sólo cuando lo llamaban.
[...] "debía de infiltrarse a patronos y obreros la idea de que en vez de la lucha de clases, hubiera la colaboración de clases, indicando que la ciencia de la vida era el ponerse de acuerdo. Yo a los obreros les llamo hermanos y les digo: Los que os dirigen os engañan miserablemente, prometiéndoos lo que no pueden dar.[77]
En agosto de 1932 se produjo el fallido golpe de Estado conocido como la Sanjurjada. A pesar de que la policía conocía su activismo "de afirmación derechista", la complicidad de Pemán no pudo probarse aunque, desde luego, él huyera a Gibraltar:
"[Gibraltar] en cuyas murallas alguna vez en hora de peligro persecutorio, me refugié por unos días..."[78]
En represalia las autoridades republicanas procedieron de forma preferente contra la aristocracia monárquica: 145 jefes y oficiales fueron detenidos y deportados a Villa Cisneros en la colonia española del Sahara Occidental, como se había hecho con 104 libertarios unos meses antes con motivo de la insurrección anarquista del Alto Llobregat. Sus más destacados órganos de prensa, el diario ABC y la revista Acción Española fueron suspendidos. Muchas sedes políticas y culturales fueron clausuradas. Las propiedades de la nobleza "grande de España" (acusada de financiar el golpe) fueron expropiadas sin indemnización de sus tierras por una ley aprobada por el Parlamento. Pemán salió una vez más indemne incluso a pesar de que difundiera unos provocativos "Salmos a los mártires del 10 de agosto".[79] En el primer aniversario de la gesta publicó otro artículo provocador, "Quijotes y Galeotes" alabando a elementos de la clase alta convicta y humillada en Villa Cisneros.[80]
Pemán utilizaba la analogía en sus discursos para hacerse comprender mejor:
"La República española es como un tren en el que se habían metido juntos republicanos, socialistas, sindicalistas y comunistas, y cada uno iba a una estación distinta, y cada uno creía que el tren iba a parar en la estación a donde él iba y nadie sabía donde iba a parar el tren. Pero yo digo que ya es tarde; cuando se subieron todos en el tren, alegre y confiadamente, entonces -y no ahora- era el tiempo de haber mirado adónde iba el tren y quiénes eran los compañeros de viaje" .[81]
Por aquellos días su ofuscado espíritu cada vez se encontraba más inmerso en lo que Polanyi llamaba «una situación fascista» donde realmente no había manera de saber si un discurso político, una obra de teatro, un sermón, un desfile, una metafísica, una corriente artística, un poema o el programa de un partido eran fascistas o no.[82]

Pemán y el Ateneo de Cádiz.

Tras unos meses de sede vacante, en agosto de 1931 fue elegido Presidente del Ateneo de Cádiz el alcalde de la República Enrique Álvarez López,[83] [84] pero por poco tiempo ya que en junio de 1932 hubo de abandonar voluntariamente la alcaldía, la dirección del Instituto de Segunda Enseñanza "Columela" y la presidencia del Ateneo al trasladarse por concurso-oposición al Instituto "Cervantes" de Madrid, de donde era natural.[85] Pero el control del saber institucional y la cultura (Patrimonio Artístico,[86] Reales Academias, Ateneos, Universidad) tenía mucho atractivo emocional y político para Pemán. En julio de 1932 opta democráticamente a la presidencia del Ateneo Gaditano. Su candidatura única fue aceptada en segunda votación y por 32 votos contra 31. Al poco tiempo invitó a su amigo Eugeni D'Ors a que impartiese un ciclo de conferencias en Cádiz.[87] Mantuvo férreo control de esta y otras instituciones culturales hasta su muerte. El estreno por aquellos días de su comedia de santos en verso El divino impaciente en el teatro Beatriz de Madrid (1933) obtuvo un éxito político tan apoteósico como el del "Electra" de Pérez Galdós (1901),[88] El hombre deshabitado de Rafael Alberti (1931),[89] o el A.M.D.G. de Ramón Pérez de Ayala (1931),[90] claro que en sentido opuesto. Esta obra lanzó a Pemán al estrellato de la fama literaria.

Acción Española y Renovación Española.

Otro hito importante en la vida de Pemán fue su adscripción a la Sociedad Cultural y a la revista Acción Española, inspiradas en su homónimo francés, fundadas ambas con el patrocinio de la aristocracia bajo la advocación de la Cruz de Santiago y convertidas en auténtico vivero de ideólogos derechistas, activos y conceptivos.[91] [92] [93] La revista se definiría como "partidaria del mando único, de la tradición, de la autoridad, de la organización corporativa y enemiga del parlamentarismo demo-liberal ".[94] Tras un largo período de somnolencia intelectual, la nobleza española se decidía, no ya a financiar, sino a participar en una empresa de carácter cultural e ideológico. Uno de los primeros actos celebrados en los locales de Acción Española, fue una conferencia de Pemán sobre "La traición de los intelectuales", incidiendo en uno de sus tópicos favoritos: los falsos intelectuales. José María Pemán, en tono encomiástico, se congratulaba de aquel noble despertar a la cultura de sus nobles conmilitones:

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