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jueves, 6 de noviembre de 2014

Diego de Riaño

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Fachada de la Ayuntamiento de Sevilla a la Plaza de San Francisco obra de Diego de Riaño.
Detalle de la fachada del Ayuntamiento de Sevilla.
Detalle de la fachada del Ayuntamiento de Sevilla.
Detalle de la fachada del Ayuntamiento de Sevilla.
Para el político del siglo XVII, véase Diego de Riaño y Gamboa.
Diego de Riaño  - 1534) fue un arquitecto español del Renacimiento, conocido principalmente por sus obras en estilo plateresco.

Biografía.

Nace en La Trasmiera (hoy Cantabria) en fecha no conocida y se le documenta en la ciudad de Sevilla desde el año 1523. Con anterioridad a esa fecha poco se sabe de él, comenzó como cantero, en 1517 mata a un compañero en el taller de la Catedral, huyendo a Lisboa, para no regresar hasta 1523. Se tiene noticias de que comenzó la Colegiata de Valladolid en junio de 1527, el mismo año en el que aparece dirigiendo las Casas Consistoriales de Sevilla.
Al año siguiente es nombrado maestro mayor de la catedral hispalense, repartiendo su actividad desde entonces entre esta ciudad y Valladolid, donde falleció en 1534, siendo por tanto escaso el tiempo en el que desarrolló su actividad arquitectónica.
Como maestro mayor de la Catedral de Sevilla sus primeras ocupaciones consisten en acabar algunas obras iniciadas por sus antecesores, y entre ellas, las capillas de alabastro de los flancos del coro, donde trabajó Juan Gil de Hontañón.
En la Sacristía de los Cálices habían intervenido Alonso Rodríguez y el propio Hontañón, siendo luego replanteada por Riaño en 1530, englobándola en el conjunto de edificaciones que ocuparía el ángulo suroriental de la catedral.
En la Sacristía Mayor, libre de prexistencias góticas anteriores, demuestra Riaño su dominio profesional, apartándose de esquemas tradicionales y recurriendo al tema de los espacios centralizados. Entre sus elementos constructivos destacan las columnas acanaladas, con grutescos y entorchadas, por ser las primeras de carácter monumental de la arquitectura sevillana, así como las ventanas elípticas, auténtica novedad en la construcción española.
También la gran bóveda semiesférica trasdosada y su decoración clásica, así como el monumental muro que sirve de fachada a la Sacristía y dependencias paredañas, la primera fachada renacentista religiosa de orden gigante del arte sevillano.
El Ayuntamiento de Sevilla se comienza a construir a finales de 1526 según las trazas del propio Riaño, en lo que supone el primer edificio público renacentista de la ciudad. Se proyecta en lenguaje clásico cargado de alto contenido simbólico, empleando elementos estructurales ornamentados con una rica y delicada decoración de grutescos y una selecta iconografía. Entre lo mejor del conjunto destaca el basamento en que se apoya el edificio, el rigor en la composición y las cuidadas proporciones, con un interior donde sobresalen el Apeadero y la Sala Capitular, que presenta una soberbia bóveda artesonada con figuras de reyes. En este proyecto trabajó Riaño hasta 1534, año de su fallecimiento.
A partir de su nombramiento como maestro mayor del arzobispado hispalense, Riaño trabaja en numerosas iglesias fuera de Sevilla. Se sabe que intervino en la Iglesia de Santa María de la Asunción (Aracena), Iglesia de Santa María de la Asunción de Arcos de la Frontera, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Aroche, en la Iglesia de Santa María de la Asunción de Carmona y en la Iglesia de San Andrés de Encinasola, aunque la desaparición y reforma de muchos templos a lo largo del tiempo impiden valorar su actuación. También se debe mencionar su intervención en la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna, cuya portada central de los pies, fechada en 1533, presenta notables relaciones con su producción.
Tras su muerte, sus trabajos en el Ayuntamiento y en la Catedral fueron continuados por quienes hasta entonces habían sido los aparejadores de dichas obras: Juan Sánchez y Martín de Gainza, respectivamente.
La ciudad de Sevilla le tiene dedicada una calle con su nombre.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Hoy celebramos el día de Santa Ángela de Cruz.






Biografía de Sor Ángela de la Cruz. Las Hermanas de la Cruz. Beatificación de Sor Ángela de la Cruz. Santa Ángela de la Cruz. Oración a Santa Ángela de la Cruz Madre de los Pobres. Madre María de la Purísima
Tened mucha confianza en nuestra Santísima Madre; ponedlo todo en sus manos. (Sor Ángela de la Cruz)

Biografía de Sor Ángela de la Cruz
Sor Ángela de la Cruz. Ángela Guerrero González, Sor Ángela de la Cruz, Madre de los pobres, nació el 30 de enero de 1846 en Sevilla en el seno de una familia sencilla. Sus padres, Francisco Guerrero y Josefa González, tuvieron catorce hijos, pero sólo seis llegaron a mayores de edad a causa de la terrible mortalidad infantil, aún persistente durante todo el s. XIX.
Sus padres eran—hasta la exclaustración de los religiosos en 1836—los cocineros del Convento de los Padres Teatinos de Sevilla. Su padre murió pronto. Sin embargo la madre llegara a ver la obra de su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamaran con el dulce nombre de "la abuelita" y quedaran admiradas de las muchas virtudes que florecían en el jardín de su alma. Ella supo trasplantarlas al jardín del alma de su hija Ángela. Se dice que un día, siendo aun muy pequeña, desapareció y todos la buscaron. Todos menos su madre que enseguida adivinó donde estaba: en la iglesia. Allí la encontraron rezando y recorriendo los altares. Ya mayor dirá: "Yo, todo el tiempo que podía, lo pasaba en la iglesia, echándome bendiciones de altar como hacen las chiquillas".
Por carecer de recursos, apenas puede aprender a leer y escribir. Ángela, que crecía en un piadoso ambiente familiar, pronto daría cumplidas pruebas de bondad natural. Ya de joven, nadie osaba hablar mal o pronunciar blasfemias en su presencia. Si hablaban algo menos puro, al verla llegar, decían, cambiando de conversación: "Callad, que viene Angelita".
Ángela necesita trabajar desde los doce años para ayudar a su familia, cuando apenas ha tenido ocasión de asistir a la escuela: en el taller de calzado de doña Antonia Maldonado, en la calle del Huevo, trabajó durante algún tiempo como zapatera. Dña. Antonia estaba encantada de ella y exhortaba a las demás a que la imitaran. Hacia rezar el rosario y rendían mas que antes.
El Padre Torres Padilla era muy amigo de la familia donde trabajaba como zapatera. Le habían hablado de la maravilla de aquella joven.
De 1862 a 1865, Ángela, que asombra por sus virtudes a cuantos la conocen, reparte su jornada entre su casa, el taller, las iglesias donde reza y los hogares pobres que visita. En 1865 se cierne una oleada de cólera sobre Sevilla que azota a las familias pobres hacinadas en los "corrales de vecindad". Ángela se multiplica para poder ayudar a estos hombres, mujeres y niños castigados tan duramente por la miseria. Y en ese mismo año pone en conocimiento de su confesor, el padre Torres, su voluntad de "meterse a monja". Cuenta ahora con diecinueve años.
Quiso entrar en las Carmelitas Descalzas del barrio de Santa Cruz de Sevilla, aunque no la admitieron por temor a que no pudiera soportar los duros menesteres del convento en su cuerpo menudo y débil.
Después ingresó en las Hermanas de la Caridad. Llegó a vestir el habito, pero hubo de salir del convento al enfermar. Viendo que no podía ser monja en el convento, se dijo a si misma: "Seré monja en el mundo" e hizo los Votos religiosos. Un billete de 1º de noviembre de 1871 nos revela que "María de los Ángeles Guerrero, a los pies de Cristo Crucificado" promete vivir conforme a los consejos evangélicos: ya que le ha fallado ser monja en el convento, será monja fuera. Dos años más tarde, Ángela pone en manos del doctor Torres Padilla unas reflexiones personales en las que se propone, no vivir siguiendo a Jesús con la cruz de su vida, sino vivir permanentemente clavada en ella junto a Jesús. De ahora en adelante se llamará Ángela de la Cruz.
Ángela comienza a afirmarse en una idea que le ha venido con fuerza: "hay que hacerse pobre con los pobres".
En invierno de 1873 Ángela formula votos perpetuos fuera del claustro, y por el voto de obediencia queda unida al padre Torres. Pero su mente y su corazón inquietos comienzan a "reinar" en una idea que continuamente le asalta: formar la "Compañía de la Cruz". Obstinada en su empeño el 17 de enero de 1875 comienza a trazar su proyecto, que, como toda obra noble, se verá colmado por el éxito, más ante los ojos de Dios que ante los ojos de los hombres.
Objetos personales de Sor Ángela de la Cruz.Ángela ha encontrado tres compañeras: Josefa de la Peña, una terciaria franciscano "pudiente", que ha decidido dar el paso que su contacto con los pobres le está pidiendo; Juana María Castro y Juana Magadán, dos jóvenes pobres, sencillas y buenas. Con el dinero de Josefa Peña alquilan su "convento": un cuartito con derecho a cocina en la casa número 13 de la calle San Luis, y desde allí organizan su servicio de asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche. Poco después se trasladan al número 8 de la calle Hombre de Piedra, y comienzan a adquirir notable consistencia en el clima religioso de Sevilla. Estrenan hábito y sus compañeras comienzan a llamarle "Madre", cuando aún no se ha borrado de su rostro la primavera de la niñez. Entre duras penitencias y mortificaciones, fieles a la causa de los pobres, consiguen obtener en 1876 la admisión y bendición del Cardenal Spinola.
Todo el resto de su vida estaría marcado por el signo doliente de la Cruz, pero también por la felicidad de quien se siente "luz en el mundo mostrando una razón para vivir". La Compañía va a crecer, y con ella el agradecimiento del pueblo sevillano y de todos los rincones de Andalucía a donde llega el espíritu de Sor Ángela. Como afirma José María Javierre en su preciosa obra Madre de los pobres: 'Que yo sepa, es el único caso en el mundo. Existe una ciudad donde pronunciáis el nombre de una persona y todos los habitantes, todos, sonríen: -Era buena, era una santa."
La siguen bastantes jóvenes y mayores que quieren imitar a Sor Ángela y seguir su mismo genero de vida. Todos caben en sus casas. La austeridad será nota distintiva de sus casas. Roma da aprobación a su Obra.
La muerte le sorprendió con las manos llenas de amor, pero vacías de entregar a los demás su vida hecha dulzura, milagro cotidiano de luz. A las tres menos veinte de la madrugada del día 2 de marzo de 1932 alzó el busto, levantó los brazos hacia el cielo, abrió los ojos, esbozó una dulce sonrisa, suspiró tres veces y se apagó para siempre. El día 28 de julio del anterior año había perdido el habla. Sus últimas palabras habían sido: "No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera......"
El Ayuntamiento republicano de Sevilla celebra sesión extraordinaria para dar carácter oficial a los elogios dé Sor Ángela. El alcalde pone a votación que se cambie el nombre de la calle Alcázares por Sor Ángela de la Cruz. El Papa Juan Pablo la beatificó en Sevilla el 5 de noviembre de 1982, proclamándola Santa el 4 de mayo de 2003. El Ayuntamiento de Sevilla ha rotulado de nuevo la calle que lleva su nombre por el de Santa Ángela de la Cruz.